dimecres, 5 de novembre del 2008

Carta abierta de Ralph Nader a Barack Obama.


Enlace al original en inglés: Between Hope and Reality

Entre la Esperanza y la Realidad.


Estimado Senador Obama:

En su campaña presidencial de casi dos años, las palabras "esperanza y cambio", "cambio y esperanza" han sido la marca en sus declaraciones. Sin embargo existe una asimetría entre esos objetivos y su carácter político que sucumbe a centros de poder contrarios que no quieren "esperanza y cambio", sino la continuación del status-quo afianzado en el poder.

Mucho más que el Senador McCain, usted ha recibido enormes contribuciones de intereses corporativos, intereses de Wall Street e, interesantemente, abogados de grandes bufetes corporativos. Nunca antes un nominado demócrata a la presidencia había conseguido esta supremacía sobre su adversario. ¿Por qué, aparte de su voto incondicional a favor del rescate de $700 mil millones, están invirtiendo estos intereses corporativos tanto en el Senador Obama? ¿Podría ser porque en su registro del Senado estatal, en su registro del Senado nacional, y su registro de la campaña presidencial (favoreciendo la energía nuclear, plantas térmicas, perforaciones petroleras marítimas, subsidios corporativos incluyendo la Ley de Minas de 1872, y evitando cualquier programa exhaustivo para atacar el delito corporativo, y el hinchado y despilfarrador presupuesto militar, por ejemplo) les haya demostrado que es usted su hombre?

Para avanzar el cambio y la esperanza, la persona presidencial requiere carácter, coraje, integridad -- no conveniencia, acomodación, y oportunismo a corto plazo. Tome, por ejemplo, su transformación desde un elocuente defensor de los derechos palestinos en Chicago antes de su carrera al Senado de los Estados Unidos hasta un acólito, un repetidor de la línea dura del lobby AIPAC, que reafirma la opresión militar, ocupación, bloqueo, colonización y confiscación durante años de tierra y agua del pueblo palestino y sus encogidos territorios en Gaza y Cisjordania. Eric Altermann sumarizó numerosas encuestas en una edición de Diciembre de 2007 de la revista The Nation, mostrando que las políticas de AIPAC son rechazadas por la mayoría de los judíos americanos.

Usted sabe muy bien que sólo cuando el gobierno de Estados Unidos apoya los movimientos de paz israeli-palestinos, que consiguieron hace años una detallada solución de dos estados (que apoyan la mayoría de los israelíes y palestinos), habrá una oportunidad para la resolución de este conflicto de más de 60 años. Sin embargo usted se alinea con la línea dura, tanto que en su infame, degradante discurso a la convención AIPAC, justo después de que ganase usted la nominación del partido demócrata, apoyó una "Jerusalén indivisa", y se opuso a la negociación con Hamas --el gobierno electo en Gaza. Una vez más, ignoró usted la voluntad del pueblo israelí, quien en una encuesta del 1 de Marzo de 2008 del respetado periódico Haaretz, mostró que el 64% de los israelíes estaban a favor de "negociaciones directas con Hamas". Ponerse del lado de la línea dura de AIPAC es lo que uno de los muchos líderes palestinos que abogan por el diálogo y la paz con el pueblo israelí describía cuando escribió "Anti-semitismo hoy es la persecución de la sociedad palestina por el estado israelí."

Durante su visita a Israel este verano, programó 45 minutos de su tiempo para los palestinos, sin conferencia de prensa, y sin visita a los campos de refugiados palestinos, que habría llevado el foco de los medios de comunicación sobre la brutalización de los palestinos. Su viaje apoyó el cruel e ilegal bloqueo de Gaza que desafía la ley internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Usted se concentró en las victimas del sur de Israel, que durante el pasado año han totalizado una víctima civil por cada 400 víctimas palestinas en el lado de Gaza. En lugar de un hombre de estado que criticase toda violencia y abogase por la aceptación de la propuesta de la Liga Árabe de 2002 para permitir un Estado Palestino viable dentro de las fronteras de 1967 a cambio de plenas relaciones diplomáticas y económicas entre los países árabes e Israel, jugó usted el papel del político barato, dejando la zona y a los palestinos con el sentimiento de mucho shock y poco awe.

David Levy, un ex negociador de paz israelí, describió su viaje sucintamente: "Hubo una exposición casi malintencionada de indiferencia sobre el hecho de que existen aquí dos narrativas. Esto le puede servir bien como candidato, pero no como presidente."

El comentarista palestino-americano Ali Abunimah, hizo notar que Obama no pronunció ni una sola crítica a Israel, "de su incesante construcción de asentamientos y muros, de los cierres que hacen la vida imposible para millones de palestinos. ...Incluso la administración Bush criticó recientemente el uso por parte israelí de bombas de racimo contra civiles libaneses [ver www.atfl.org]. Pero Obama defendió el asalto israelí al Líbano como un ejercicio de su 'derecho legítimo a defenderse.'"

En numerosas columnas Gideon Levy, escribiendo en Haaretz, critica duramente el asalto del gobierno israelí a los civiles de Gaza, incluyendo ataques en "el corazón de un abarrotado campo de refugiados... con horrible derramamiento de sangre" a principios de 2008.

El escritor y defensor de la paz israelí Uri Avnery describió la aparición de Obama ante AIPAC como una que "rompió todos los récords de obsequiosidad y adulación", añadiendo que Obama "está preparado para sacrificar los más básicos intereses americanos. Después de todos, los Estados Unidos tienen un interés vital en conseguir una paz israelo-palestina que les permita encontrar vías de llegar a los corazones de las masas árabes desde Irán hasta Marruecos. Obama ha dañado su imagen en el mundo musulmán e hipotecado su futuro -si es elegido presidente" dijo, y añadió, "De una cosa estoy seguro: las declaraciones de Obama en la conferencia de AIPAC son muy, muy malas para la paz. Y lo que es malo para la paz es malo para Israel, malo para el mundo y malo para el pueblo palestino."

Otra ilustración de su deficiencia de carácter es la manera en que les ha vuelto la espalda a los musulmanes-americanos de este país. Usted rehusó enviar sustitutos para hablar a los votantes en sus eventos. Habiendo visitado numerosas iglesias y sinagogas, usted rehusó visitar una sola mezquita en America. Incluso George Bush visitó la Gran Mezquita en Washington D.C. después del 11S para expresar apropiados sentimientos de tolerancia ante un asustado grupo religioso de inocentes.

Aunque el New York Times publicó un artículo el 24 de Junio de 2008 titulado "Votantes musulmanes detectan un desaire de Obama" (por Andrea Elliott), citando ejemplos de su aversión a esos americanos que vienen de todos los estratos sociales, que sirven en las fuerzas armadas y que trabajan para vivir el sueño americano. Tres días antes el International Herald Tribune publicó un artículo por Roger Cohen titulado "Por qué Obama debería visitar una mezquita." Ninguno de estos comentarios y reportajes cambian su intolerancia política contra los americanos musulmanes, a pesar de que su padre era un musulmán de Kenia.

Quizás nada ilustró su absoluta falta de coraje político o incluso la versión más suave de esa característica que su rendición a las exigencias de la línea dura de prohibir al ex presidente Jimmy Carter que hablase en la Convención Nacional Demócrata. Esta es una tradición para antiguos presidentes, y permitida en horario de máxima audiencia a Bill Clinton este año.

Aquí había un presidente que negoció la paz entre Israel y Egipto; pero su reciente libro instando al dominante superpoder de Israel a evitar el apartheid de los palestinos y a hacer las paces fue todo lo que hizo falta para evitarle. En vez de un importante mensaje a la nación por Jimmy Carter en este crítico problema internacional, fue relegado a un paseo sobre el escenario bajo "tumultuoso aplauso", después del visionado de una película sobre el trabajo post-Katrina del Centro Carter. ¡Vergüenza, Barack Obama!

Pero su vergonzoso comportamiento se ha extendido a muchas más áreas de la vida americana. (Ver el analisis de los hechos por mi compañero a la elección, Matt Gonzalez, en www.votenader.org) Usted les ha dado la espalda a los 100 millones de americanos pobres, compuestos por blancos pobres, afroamericanos, y latinos. Usted siempre menciona la ayuda a la "clase media" pero usted omite, repetidamente, mencionar a los "pobres" en America.

Si es usted elegido presidente, debe ser más que un salto sin precedentes en su carrera, siguiendo una brillante campaña sin principios que habló de "cambio" y sin embargo demostró obediencia a la concentración de poder de los "supremacistas corporativos". Debe tratar sobre trasladar el poder de los pocos a los muchos. Debe ser una Casa Blanca presidida por un hombre negro que no vuelve la espalda a los desposeídos aquí y en el extranjero, sino que reta a las fuerzas de la codicia, control dictatorial del trabajo, los consumidores y los que pagan impuestos, y la militarización de la política exterior. Debe ser una Casa Blanca que transforme las políticas americanas, abriéndola a la financiación publica de las elecciones (a través de aproximaciones voluntarias), y permitiendo a los candidatos menores que tengan una oportunidad de ser oídos en debates y en la plenitud de sus ahora restringidas libertades civiles. Llámelo democracia competitiva.

Su campaña presidencial ha demostrado una y otra vez posiciones cobardes. "Esperanza" dicen algunos que es eterna. Pero no cuando "realidad" la consume diariamente.

Sinceramente,
Ralph Nader

3 Noviembre 2008


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